lunes, 9 de agosto de 2010

Los océanos se desertizan

El calentamiento global y el exceso de fertilizantes reducen la biodiversidad y el aumento de zonas muertas en los mares.

Los océanos van camino de convertirse en desiertos sin vida. La distribución de la biodiversidad marina se altera y hay cada vez más zonas muertas. Sus principales culpables: el cambio climático, el excesivo uso de fertilizantes o a las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Los científicos alertan de las desastrosas consecuencias para la vida marina y los seres humanos si continúan estos impactos ambientales. Por ello, piden más apoyo contra estos problemas generados por el ser humano. Los consumidores pueden ayudar a mejorar la precaria situación de los océanos mediante unos hábitos de consumo ecológicos.

Aguas cada vez más calientes

La temperatura es decisiva en la distribución de la mayor parte de las especies marinas. Otros factores, como la contaminación o la sobrepesca, no tendrían un peso tan importante.
Desde 1899 la temperatura media del océano ha subido uno 0,38º C. Esta pequeña variación afecta ya al comportamiento de especies que han comenzado a moverse hacia otras latitudes.
Si como se espera, el cambio climático aumenta la temperatura en dos grados para mediados de este siglo, el orden actual de las especies marinas se romperá. Las especies de aguas más calientes se multiplicarán y los de aguas más frías disminuirán. Los seres vivos que no pueden desplazarse, como los corales, lo tendrán aún peor. El 90% de estos seres vive con 32 grados, pero si se pasa a 34, muchas de ellas no sobrevivirán. Si desaparecen los arrecifes de coral, los peces que viven en ellos correrán la misma suerte, y sus depredadores se quedarán sin alimento.

El mapa indica que las zonas con mayor presencia de especies se concentran en áreas castigadas por la contaminación y la sobrepesca.


Los fertilizantes y el CO2 asfixian los océanos

Uno de sus principales causantes son los fertilizantes y los residuos orgánicos que no se absorben en los cultivos agrícolas y llegan a ríos, arroyos, y en última instancia, a los mares. Estos vertidos se traducen en un exceso de nutrientes que provoca el crecimiento explosivo del plancton costero. Para ello, consumen el oxígeno del agua (un fenómeno conocido como hipoxia). Los animales con mayor movilidad huyen a otras zonas con suficiente oxígeno, y los demás perecen asfixiados.

Las emisiones de CO2 no sólo provocan el cambio climático, sino también la acidificación de los océanos, un fenómeno que también produce la disminución de la vida marina. En 2008, un estudio concluía que si los niveles de CO2 siguen en aumento, el número de especies decaerá en un 30% en 2100.

Hace unos 250 millones de años, la anoxia (falta de oxígeno) reinaba en las aguas. En aquellas fechas se produjeron grandes concentraciones de CO2 en la atmósfera, y las extinciones masivas terrestres y acuáticas se generalizaron.

Debemos tomar conciencia, ya que todos vamos a terminas así, no nos excluyamos del resto de los animales.