jueves, 1 de mayo de 2008

1° de Mayo de 2008

“El Día de los Mártires de Chicago”.

En el mediodía del 11 de noviembre, en la fría oscuridad de un patio interior de la penitenciaría de Chicago -en EEUU- 4 jóvenes obreros, fueron ahorcados acusados de terroristas.
Jorge, Alberto, Augusto y Adolfo, eran compañeros, amigos y delegados sindicales.
Desde adolescentes venían luchando por una jornada de trabajo de 8 horas. Eran los tiempos en que se trabajaba obligatoriamente entre 12 y 16 horas diarias en todo el mundo, sin distinción entre hombres o mujeres, con salarios miserables y condiciones higiénicas insalubres.

Las organizaciones obreras, habían decidido no trabajar más de 8 horas diarias a partir del 1º de mayo. Manifestaciones y huelgas fueron declaradas ilegales y reprimidas brutalmente. Cargas de caballería, sable y fusilería. Muertos y heridos.

Los 4 amigos fueron acusados de la responsabilidad de los hechos. Juzgados por los propios represores y condenados a la horca.
Corría el año 1887 y a este hecho se lo recuerda los primeros de mayo, en “casi” todo el mundo -obviamente no en EEUU- como “El Día de los Mártires de Chicago”.
Jorge Engel, Alberto Parson, Augusto Spies y Adolfo Fischer, no fueron ni los primeros ni los últimos mártires que defendieron el derecho a una vida digna y legalmente respetada por la sociedad.
Han pasado 121 años, algunas cosas han cambiado, es verdad, pero la injusticia todavía es una realidad mundial.
Muchos interesados en que estos hechos “se olviden”, tratan de convertir a los primeros de mayo, en una “fiesta del trabajador”.
Pero el 1º de mayo es “El Día de los Mártires de Chicago”. Una dolorosa realidad histórica.

¿Quién sino los docentes debemos recordar estos hechos, para que sean conocidos por las jóvenes generaciones y tengan, al menos, la oportunidad de la reflexión?