sábado, 7 de febrero de 2009

Chips para reparar neuronas

Cada vez está más cerca la posibilidad de usar chips de silicio para reparar tejido dañado en el cuerpo humano.
La ciencia está cada vez más cerca de poder crear chips de silicio que algún día podrían ser usados para reparar tejido dañado en el cuerpo humano.
Investigadores de las universidades de Edimburgo, Glasgow y Stirling, en Escocia, lograron demostrar que es posible lograr el crecimiento de neuronas -las células básicas del sistema nervioso- en chips de computadora.
Los científicos desarrollaron una técnica que dicen, permite el crecimiento de estas células en patrones finos y detallados sobre la superficie de pequeños chips.
Los investigadores esperan que el hallazgo eventualmente permita colocar chips en el cuerpo humano para reemplazar nervios o fibras musculares dañados.
Y también podrían ser utilizados en el futuro para el desarrollo de prótesis.

Patrones finos

Durante el proceso de fabricación de chips, los científicos pueden imprimir patrones sobre la suave superficie de silicio.
El chip posteriormente es sumergido en una mezcla de proteínas -cuya patente pertenece a los investigadores- que permite que las neuronas crezcan a lo largo de los patrones sobre la superficie.
La técnica, afirman los científicos, también podría ser utilizada con células madre.
Y se esperan que el método eventualmente permita el crecimiento de cualquier tipo de tejido en una secuencia hecha a la medida para poder ser implantado como tejido protésico en el cuerpo.
"Este es un paso pequeño pero importante en el camino hacia el objetivo a largo plazo de muchos científicos y expertos: el desarrollo de implantes quirúrgicos utilizando chips de silicio", afirma el profesor Alan Murray de la Escuela de Ingeniería y Electrónica de la Universidad de Edimburgo.
"Ahora podemos crear chips de silicio tanto con redes de circuitos como con patrones donde las células pueden crecer en el organismo".
"Una de las áreas en las que podría aplicarse esta investigación es en la de prótesis, si logramos que las células de tejidos dañados crezcan donde queremos que lo hagan", explica.
Como ciencia ficción
"Es un avance que se acerca al campo de la ciencia ficción", agrega el científico.
Pero el hallazgo, explica el investigador, también puede tener aplicaciones más inmediatas.
Por ejemplo, la técnica podía usarse como un mejor método para el desarrollo de medicamentos y para reducir la necesidad de probar estos fármacos en animales.
Las nuevas medicinas, dice el profesor Murray, podrían probarse en chips de silicio y no en criaturas vivas.





lunes, 2 de febrero de 2009

Corazón fabricado en el laboratorio.

Suena a ciencia ficción, y aún estamos a años de que esta técnica se pueda aplicar en seres humanos -si es que alguna vez llega a poderse- pero en cualquier caso lo que se puede es absolutamente impresionante, ya que por primera vez en la historia un grupo de científicos ha conseguido crear un corazón funcional en un laboratorio.
Para ello cogieron un corazón muerto, eliminaron de él todas las células vivas, quedándose sólo con lo que se conoce como la matriz extracelular de éste, que es algo así como su infraestructura, y una vez limpia inyectaron en ella células obtenidas de corazones de ratas recién nacidas triturados.


Corazón de rata antes y despúes del proceso
Corazón de rata antes y después del proceso / Thomas Matthiesen
Esta «papilla» celular contiene un montón de tipos de células distintas, entre ellas muchas células madre y células progenitoras, que son similares a las primeras pero menos flexibles en cuanto a en qué tejidos se pueden convertir.
Junto con estas células también se inyectó una solución rica en oxígeno y nutrientes y la hizo circular a través de los vasos que aún quedaban en la estructura vacía del corazón original.
A los cuatro días el equipo vio como varios de los corazones empezaban a contraerse, y a los ocho días tenían ocho corazones funcionales que eran capaces de bombear un fluido por sus aortas. Según se iban desarrollando les aplicaron estímulos eléctricos que sirvieron para que las distintas partes se sincronizaran y que además parece que ayudaron a crecer mejor a los corazones.
Una vez parados los estímulos los corazones siguieron latiendo por ellos mismos, algunos de ellos durante hasta 40 días.
Como decía al principio, aún falta mucho, y de hecho los corazones obtenidos en este experimento apenas tenían un 2% de la fuerza del corazón de una rata adulta y el 25% de la de un feto humano de 16 semanas, pero este procedimiento o uno derivado de él podrían algún día permitir fabricar órganos a medida para quien los necesitara, órganos que además no provocarían rechazo, ya que aunque la matriz extracelular perteneciera a un donante, el tejido vivo sería regenerado a partir de células del propio enfermo, con lo que su sistema inmunológico no rechazaría el nuevo órgano.