
El fin del que antes fuera el cuarto lago más grande del mundo comenzó en la década de los sesenta del siglo pasado, cuando los soviéticos comenzaron a desviar el agua de los ríos que llegaban hasta él con la intención de convertir grandes las extensiones desérticas que lo rodean en campos de algodón y de cultivo de cereales.
Su destrucción acabó con la industria pesquera de la zona y los vertidos contaminantes y de fertilizantes de la agricultura artificialmente establecida han convertido el agua agua del lago en peligrosa para la salud.
El mar Aral tal y como fue está condenado a desaparecer. En 2005 Kazajistán terminó de construir la Presa de Kokaral que trata de salvar una pequeña parte al norte del lago, a costa de estrangular aún más rápidamente el resto, el Aral Sur.